La Cueva la Mora es una de las leyendas más conocidas del Bierzo que también tiene representación en muchas otras partes de España. Los “Moros” se describen, dentro del folklore berciano, como unos personajes que han vivido, trabajado y cavado cuevas para su refugio, además de para ocultarse de las miradas de cualquier vecino indiscreto.

Las leyendas pintan a los Moros como figuras legendarias, ligadas a fenómenos —en su mayoría— extraordinarios. Los Moros son bienhechores, trabajan para el pueblo y son capaces de acciones mágicas.

También se cuenta que viven (o vivían) en cuevas y se comunicaban entre sí por medio de canales subterráneos de varios kilómetros. En Castropodame, se dice que «La cueva del moro» llegaba hasta Astorga. Algo parecido ocurre con la de Villar de las Traviesas, que sirve para poner en comunicación a varios poblados moros.

De tesoros ocultos

Raro es el pueblo de nuestra geografía que no tenga entre sus leyendas alguna referida a un tesoro escondido. Es más, todos los vecinos saben ubicarlos pero ninguno desea descubrirlos.

El Castillo de los Templarios de Ponferrada cuenta con su propia Cueva la Mora. Fue construida por Pedro Álvarez Osorio, en tiempos del primer Conde de Lemos, para garantizar el abastecimiento de agua dentro de la fortaleza.

Esta mina o coracha conducía hasta un pozo de agua situado en el margen izquierdo del río Sil. Para salvaguardar su seguridad, se construyeron una torre sobre la muralla y dos baluartes pentagonales. Allí se encuentra un espacio cubierto por una bóveda de cal y canto, conocido popularmente como “la cueva la mora”.

Como os podéis imaginar, la cueva no está exenta de cuentos y leyendas. De hecho, se dice que recibe el nombre de “La Cueva la Mora” porque allí habitaría una mora que aguardaba consigo diversos tesoros.

Las otras cuevas

Otras historias nos revelan que en Villar de las Traviesas hay «un tesoro o un gas venenoso» debajo de «peña escrita». Pueden pasar dos cosas si uno osa levantar la piedra: que se encuentre con el tesoro y se haga rico, o que se encuentre con un veneno que acabe con todo el pueblo.

De una leyenda parecía se habla en el Valle de Tedejo, donde en «el Corón», en un túnel se encuentran dos arcas, una de oro y otra de veneno, si abres la de oro te haces rico, pero si abres la de veneno… bueno, ya os podéis imaginar.